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miércoles, 20 de agosto de 2014
Jazz tú Sabes en El Ciervo Encantado
El próximo sábado 23 de agosto El Ciervo Encantado Cuba anuncia el concierto de la agrupación Jazz Tú Sabes, integrada por talentosos intérpretes de Jazz cubano. Se ha confirmado la asistencia de una importante figura internacional.
Este concierto forma parte de los que organiza el colectivo teatral en su sede de 18, entre Línea y 11, durante el mes de agosto.
Los Conciertos de Verano en El Ciervo Encantado comenzaron el pasado 16 con la presencia de Pedro Luis Ferrer y culminaran el sábado 30 con una presentación especial del Conjunto de Música Antigua Ars Longa, que dirige la maestra Teresa Paz.
Nelda Castillo en Encuentro Con...
El habitual espacio "Encuentro con…" auspiciado por la Asociación Hermanos Saíz y conducido por la periodista Magda Resik, tendrá como invitada de este jueves 21 de agosto a Nelda Castillo, directora del grupo teatral El Ciervo Encantado, reconocida como Maestra de Juventudes por la Asociación Hermanos Saíz. El encuentro tendrá lugar a las cuatro de la tarde (4.00 pm) en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, sede de la Dirección Nacional de la AHS.
La Asociación Hermanos Saíz convoca a este espacio de diálogo entre el público y las más destacadas generaciones de la intelectualidad cubana, que se ha convertido en una de las propuestas más atractivas de la variada programación cultural de Arte en la Rampa.
Pedro Luis Ferrer en El Ciervo Encantado: a gozar con el pensamiento
Por Norge Espinosa Mendoza
Tomado de Cuba Contemporánea
Fotos Claudio Sotolongo
19 Agosto, 2014 - 18:35 Tomado de Cuba Contemporánea
Cuando en el segundo trimestre se anunció la apertura de la nueva sede de El Ciervo Encantado,
la noticia fue recibida con auténtico alborozo por los fieles del grupo
que Nelda Castillo fundara en 1997. Tras su paso por el Teatro Musical
de La Habana y el Teatro Buendía, la actriz y directora ha ido asentando
un quehacer intenso, mezclando los secretos de una Cuba profunda con
los misterios del arte escénico, que sigue siendo la mejor arma de su
“grupo de teatro”, como se lee sobre la puerta de su cuartel de mando,
en Línea y 18.
Espectáculos como Rapsodia del mulo y Cubalandia, son los más recientes de una órbita que también incluye los impactantes estrenos de Visiones de Cubanosofía y Variedades Galiano,
así como una serie de performances e intervenciones públicas donde
Nelda, siempre acompañada por esa actriz sorprendente que es Mariela
Brito, ha demostrado su compromiso con una fe teatral donde la verdad no
es una máscara complaciente, sino la posibilidad de retratar a un país
que se discute también como escenario.
Bajo el tabloncillo de El Ciervo Encantado, en la ceremonia de apertura de este nuevo local, está guardada la máquina de escribir con la cual Severo Sarduy redactaba sus textos en La Habana. Reliquia que conecta el alma del grupo con la imagen del escritor camagüeyano, que inspiró las versiones teatrales de Pájaros de la playa y De dónde son los cantantes que El Ciervo creó como tributo gozoso al autor de Maitreya y Cobra; ese objeto sirvió como talismán para revelarnos otros secretos de lo que sus integrantes protegen y defienden: la posibilidad de una Cuba salvada desde otras maneras de la trascendencia, en la comunicación de sus muertos y sus vivos, en pos de una idea mayor que el cuerpo del actor y de la actriz hacen más elocuente.
El Ciervo Encantado es un animal que sobrevive y se reinventa. Sobrepasó la crisis que significó el que una mente estrecha los expulsara del teatro del Instituto Superior de Arte que ellos mismos rescataron en la Facultad de Artes Plásticas, y al destierro que ello conllevó, hallando refugio en la vieja capilla de una casona de 5ta y D, en la cual falleciera Máximo Gómez. Ahora, cerca de Fábrica de Arte Cubano, en una zona que aspira a convertirse en un territorio de nuevas propuestas culturales, ya está haciéndose sentir este grupo. Y convocándonos a sus provocaciones.
Una de ellas ha sido el abrir el sitio a conciertos de verano. El primero sucedió este 16 de agosto, y tuvo como protagonista a Pedro Luis Ferrer. El cantautor y poeta logró movilizar a una gran cantidad de público, ansioso de conocer sus temas más recientes, así como de oírle reverdecer sus piezas más conocidas. Acompañado por su hija Lena, que ya anuncia un disco en solitario, y por el guitarrista Alejandro Agüero, el concierto fue un repaso minucioso de lo que Pedro Luis Ferrer ha conseguido a lo largo de varias décadas: esa mezcla gozosa y lúcida de humor, comentario social, poesía y fe en cierta idea del mejoramiento. De lo que hemos sido y de lo que seremos, apuntada desde un presente donde no quiere, el trovador, dejarse llevar por la conformidad.
El Ciervo Encantado le regaló un pórtico en su mejor estilo, al aparecer Mariela Brito como la señora que organiza una supuesta cola de aspirantes a una visa extranjera. Siempre eficaz en el manejo de la máscara que es todo el personaje, la actriz demostró su habilidad para enrolarnos y hacernos cómplices de esas zonas de la vida cubana no siempre televisables que el grupo ha mantenido como eje de sus estudios y proyecciones. Dividiendo a los espectadores en bandos según el ticket de cartón que cada cual tenía ya en su mano, nos adelantó mucho del sentido lúdico que en varias de sus canciones iba a regalarnos Pedro Luis Ferrer.
La imagen del cantautor, cuando apareció bajo las luces, después que todos los espectadores rebosaran el sitio y se acomodaran donde pudiesen, me hizo pensar en cuánto tiempo hacía que no presenciaba uno de sus conciertos, y a la misma vez, me devolvió a la mente muchas de sus estrofas. Alternando poemas, dicharachos, insistiendo en leer sus comentarios que ya trae por escrito a fin de evitar “posteriores malentendidos”, Pedro Luis nos recordó que muchos de esos temas son parte no solo de lo que cantamos, sino que funcionan como claves agudas de los hallazgos, las pérdidas y los absurdos que vivimos bajo la democracia del calor, tratando de no perder la sonrisa, aunque no por ello creyendo que todo se reduce al paso de un carnaval o de una marcha.
La Cuba que transpiran sus canciones está cargada de memorias, y se hace perceptible mediante esa capacidad de herir, acariciar y salvaguardar, que el buen arte siempre tiene como gesto. El largo concierto me deparó varios momentos de placer, como oírle cantar ese tema extraordinario que sigue siendo “Espuma y arena”. Lena venció el reto de hacer suya “Mariposa”, que Miriam Ramos tiene como carta de presentación dondequiera que vaya, mientras que padre regalaba las décimas jocosas escritas por su mujer, y dejaba claros algunos asuntos al cantar “Si no me voy de Cuba” y “Ahora que se puede criticar”, que el actor Renecito de la Cruz no dejada de pedir desde las lunetas más altas.
El período en el que el cantautor “desapareció” de conciertos, televisores y grabaciones, fue recordado mediante una de las canciones que en aquellos días se hizo, pese a todo, muy popular: “Carapacho para jicotea”. Nos hizo corear aquello de “Yo no quiero manteca”, y nos recordó que en la luna “cuando má se puede estar un mes, dos mes, tres me, pero sin comé no se puede estar”. El sobrino de Raúl Ferrer sabe que el ingenio es un instrumento de doble filo: un arma que al cubano lo salva aun cuando de mencionar lo más duro se trata.
El Ciervo Encantado anuncia, para los restantes fines de semana, al grupo Jazz Tú Sabes y al conjunto Ars Longa. Bueno es descubrir a la gente de teatro confabulándose con los músicos, tal y como ocurrió alguna vez, antes de que esos dos mundos se fueran separando para desgracia de unos y otros. Mucho cuesta que los artistas cubanos de diferentes expresiones colaboren entre sí, y de ello proviene mucha de la pobreza creativa de lo que vemos y sufrimos, en un país donde, por suerte, no faltará el talento.
Salí del concierto, junto a los amigos a los que colé gracias a la bondad de las anfitrionas, rumbo a Fábrica de Arte Cubano. Comentamos las canciones, recordamos las fechas en que las oímos por primera vez: dábamos fe de cómo la voz de Pedro Luis Ferrer nos ha ido acompañando. En Fábrica, William Vivanco animaba a sus devotos. Un poco más lejos, el Malecón vibraba con los excesos del carnaval. La noche era una y múltiple, al son de distintas melodías. Eso tiene La Habana, que puede repartirse en muchas formas de vivirse. Y de cantarse. Me alegro de haber elegido, junto a mis amigos, ese concierto entre otras propuestas, para acabar gozando desde el pensamiento, a golpe de son, guaracha y tonada.
Bajo el tabloncillo de El Ciervo Encantado, en la ceremonia de apertura de este nuevo local, está guardada la máquina de escribir con la cual Severo Sarduy redactaba sus textos en La Habana. Reliquia que conecta el alma del grupo con la imagen del escritor camagüeyano, que inspiró las versiones teatrales de Pájaros de la playa y De dónde son los cantantes que El Ciervo creó como tributo gozoso al autor de Maitreya y Cobra; ese objeto sirvió como talismán para revelarnos otros secretos de lo que sus integrantes protegen y defienden: la posibilidad de una Cuba salvada desde otras maneras de la trascendencia, en la comunicación de sus muertos y sus vivos, en pos de una idea mayor que el cuerpo del actor y de la actriz hacen más elocuente.
El Ciervo Encantado es un animal que sobrevive y se reinventa. Sobrepasó la crisis que significó el que una mente estrecha los expulsara del teatro del Instituto Superior de Arte que ellos mismos rescataron en la Facultad de Artes Plásticas, y al destierro que ello conllevó, hallando refugio en la vieja capilla de una casona de 5ta y D, en la cual falleciera Máximo Gómez. Ahora, cerca de Fábrica de Arte Cubano, en una zona que aspira a convertirse en un territorio de nuevas propuestas culturales, ya está haciéndose sentir este grupo. Y convocándonos a sus provocaciones.
Una de ellas ha sido el abrir el sitio a conciertos de verano. El primero sucedió este 16 de agosto, y tuvo como protagonista a Pedro Luis Ferrer. El cantautor y poeta logró movilizar a una gran cantidad de público, ansioso de conocer sus temas más recientes, así como de oírle reverdecer sus piezas más conocidas. Acompañado por su hija Lena, que ya anuncia un disco en solitario, y por el guitarrista Alejandro Agüero, el concierto fue un repaso minucioso de lo que Pedro Luis Ferrer ha conseguido a lo largo de varias décadas: esa mezcla gozosa y lúcida de humor, comentario social, poesía y fe en cierta idea del mejoramiento. De lo que hemos sido y de lo que seremos, apuntada desde un presente donde no quiere, el trovador, dejarse llevar por la conformidad.
El Ciervo Encantado le regaló un pórtico en su mejor estilo, al aparecer Mariela Brito como la señora que organiza una supuesta cola de aspirantes a una visa extranjera. Siempre eficaz en el manejo de la máscara que es todo el personaje, la actriz demostró su habilidad para enrolarnos y hacernos cómplices de esas zonas de la vida cubana no siempre televisables que el grupo ha mantenido como eje de sus estudios y proyecciones. Dividiendo a los espectadores en bandos según el ticket de cartón que cada cual tenía ya en su mano, nos adelantó mucho del sentido lúdico que en varias de sus canciones iba a regalarnos Pedro Luis Ferrer.
La imagen del cantautor, cuando apareció bajo las luces, después que todos los espectadores rebosaran el sitio y se acomodaran donde pudiesen, me hizo pensar en cuánto tiempo hacía que no presenciaba uno de sus conciertos, y a la misma vez, me devolvió a la mente muchas de sus estrofas. Alternando poemas, dicharachos, insistiendo en leer sus comentarios que ya trae por escrito a fin de evitar “posteriores malentendidos”, Pedro Luis nos recordó que muchos de esos temas son parte no solo de lo que cantamos, sino que funcionan como claves agudas de los hallazgos, las pérdidas y los absurdos que vivimos bajo la democracia del calor, tratando de no perder la sonrisa, aunque no por ello creyendo que todo se reduce al paso de un carnaval o de una marcha.
La Cuba que transpiran sus canciones está cargada de memorias, y se hace perceptible mediante esa capacidad de herir, acariciar y salvaguardar, que el buen arte siempre tiene como gesto. El largo concierto me deparó varios momentos de placer, como oírle cantar ese tema extraordinario que sigue siendo “Espuma y arena”. Lena venció el reto de hacer suya “Mariposa”, que Miriam Ramos tiene como carta de presentación dondequiera que vaya, mientras que padre regalaba las décimas jocosas escritas por su mujer, y dejaba claros algunos asuntos al cantar “Si no me voy de Cuba” y “Ahora que se puede criticar”, que el actor Renecito de la Cruz no dejada de pedir desde las lunetas más altas.
El período en el que el cantautor “desapareció” de conciertos, televisores y grabaciones, fue recordado mediante una de las canciones que en aquellos días se hizo, pese a todo, muy popular: “Carapacho para jicotea”. Nos hizo corear aquello de “Yo no quiero manteca”, y nos recordó que en la luna “cuando má se puede estar un mes, dos mes, tres me, pero sin comé no se puede estar”. El sobrino de Raúl Ferrer sabe que el ingenio es un instrumento de doble filo: un arma que al cubano lo salva aun cuando de mencionar lo más duro se trata.
El Ciervo Encantado anuncia, para los restantes fines de semana, al grupo Jazz Tú Sabes y al conjunto Ars Longa. Bueno es descubrir a la gente de teatro confabulándose con los músicos, tal y como ocurrió alguna vez, antes de que esos dos mundos se fueran separando para desgracia de unos y otros. Mucho cuesta que los artistas cubanos de diferentes expresiones colaboren entre sí, y de ello proviene mucha de la pobreza creativa de lo que vemos y sufrimos, en un país donde, por suerte, no faltará el talento.
Salí del concierto, junto a los amigos a los que colé gracias a la bondad de las anfitrionas, rumbo a Fábrica de Arte Cubano. Comentamos las canciones, recordamos las fechas en que las oímos por primera vez: dábamos fe de cómo la voz de Pedro Luis Ferrer nos ha ido acompañando. En Fábrica, William Vivanco animaba a sus devotos. Un poco más lejos, el Malecón vibraba con los excesos del carnaval. La noche era una y múltiple, al son de distintas melodías. Eso tiene La Habana, que puede repartirse en muchas formas de vivirse. Y de cantarse. Me alegro de haber elegido, junto a mis amigos, ese concierto entre otras propuestas, para acabar gozando desde el pensamiento, a golpe de son, guaracha y tonada.
lunes, 18 de agosto de 2014
Orden en el Parque de los Suspiros
Mariela Brito, actriz de El Ciervo Encantado,
realiza el performance Orden en el Parque de los Suspiros, como
antesala del concierto del trovador Pedro Luis Ferrer, realizado el
pasado sábado 16 de agosto en la sede del grupo.