De la reciente PERFORMER JAM SESION
Textos tomados del artículo Las otras pA.Artes de esta isla de Plácido Pasillo
Fotos de ORA
Un pequeño
público se congrega en la entrada de El Ciervo Encantado, escuchamos a Mariela
decir las palabras de bienvenida, dándole comienzo a la segunda semana de
Performer Jam Sesion de la Cátedra del Performer, hacemos una fila y tomamos un
rumbo equivocado, equivocado?, bueno eso nos parece al dirigirnos no a la
entrada de la sala sino a la puerta del fondo por el pasillo lateral donde se
conjugan la cocina, los camerinos, instrumentos y oficina. Detrás de una puerta
nos sorprende la profunda oscuridad que nos va digiriendo a uno por uno. Ha
comenzado Diez maneras de llamar a un perro muerto
Diez maneras de
llamar a un perro muerto
De: Nadianys
Boudet Suarez y Ricardo Sarmiento Ramírez
Catarsis
2007-2018
De: Olivia
Rodriguez Alvarez
Catarsis es la otra
esquina. Olivia Rodriguez Alvarez (ORA) es de esas artistas que sorprende desde
el silencio y me deja pasmado con un mensaje tántrico, con algo de Freud y pop
art. Hay todo un mundo escondido detrás de su candidez casi religiosa y es allí
donde existe la verdadera Olivia, la que refracta los caminos de la fotografía
y la canalización electroacústica, la que asume el encuentro de su yo
consecuente, consciente y erótico, proponiendo acuerdos y desacuerdos con su
pasado y su presente, en la piel de su alma de campanita.
La isla en
peso. Experiencia teatral
De: Laura Rodriguez Arango, Frida Lobaina Perez, Oscar
Sanchez, Maria Gabriela Sanchez Alvarez,
Maria Carla Rodriguez Fernandez y Celia B. Perez Erraste
En la tercera
base La isla en peso, pieza creada
por un grupo heterogéneo de mujeres artistas de distintas disciplinas y
oficios. Este performance es la definición del ejercicio democrático que
representa la constitución de una nación (muy sugerente en el momento actual).
Pizarras colgadas compilando significados, libras de nuestra isla individual,
urna, consulta, elección……..
Salimos todos
persiguiendo al artistas, pensamos que todo se había acabado tras pasar la
verja de la entrada de El Ciervo, pero él nos miró y nos dijo que por favor
ayudáramos a cruzar Línea a las pequeñas niñas que venían entre nosotros, así cruzamos
Línea, cruzamos el salto del Niagara, cruzamos los mendrugos aromas de una
panadería, cruzamos el encuentro de Calzada y Malecón y nos encontramos
respirando la marina de La chorrera en el amplio muro del Malecón. Todos
extasiados ante aquel ocaso entre nubes de tormenta que amenazaban al sol en
retirada. Y de pronto, cuando lo vi frente a aquel muro tuve escalofríos y el
presentimiento de lo que iba a suceder. Busqué con la mirada si había alguien
pensando lo mismo y sí lo había. Volteé buscando con la mirada si había algún
guardia que fuera a corrernos y que no entendiera, pero no, solo quedaba el
presente tan próximo como el tiempo que le costó a aquel hombre desvestirse,
asirse una lata y echarse desde el muro de canto a la mar. Volaron los sonidos
de lo inevitable y más tarde volaron los vítores cuando aquella lata que creía
flotador se convertía en chimenea de humo pimiento a la vez que el sol se
debatía entre el mar y la tormenta. Asi vi a aquel hombre transformarse en una
barca que se alejaba hasta que en un punto el mar se lo tragó junto con su roja
chimenea…
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